domingo, 19 de febrero de 2012

¿Y esos ojos?

¿A qué vino esa mirada? ¿Por qué me mirastre con esos ojos tristes y con una expresíón de súplica en tu rostro? Dime, ¿a qué vinieron esos ojos? No pude hacer otra cosa que poner cara de duda y fruncir el entrecejo al no saber qué querías decirme, tampoco te aparté la mirada para asegurarme de que era a mí y no a otra persona. Pero no soportaba ver esa expresión de dolor y tuve que mirar hacia otro lado y aparentar indiferencia.  Pero la verdad es que no me lo estáis dejando claro, ¿me estáis confundiendo?  ¿o soy yo la que os está confundiendo? ¿Cómo es posible que todos menos el que devería estáis confusos? Sinceramente ya no me preocupa tanto como antes, es mejor prestar indiferencia al asunto y no perder más tiempo porque sé que acabaría arrepintiéndome. Si quieres decirme algo arriésgate sin preocuparte por la respuesta, aunque la caida sea dolorosa luego podrás volver a levantarte y tal vez quieras intentarlo de nuevo esta vez más seguro de tí mismo; incluso puede que ni tengas que caerte y  podrás aferrarte a algo para seguir en pie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario