Que ¿por qué ella?
La verdad es que nunca me había planteado esa pregunta. Tendría que empezar desde el primer día en que la vi para poder responder.
Sé que es ella desde el primer día que entró por aquella puerta de cristal. Venía con una sonrisa que leiluminaba la cara y justo en el momento en el que traspasó esa puerta no pude evitar verla y darme cuenta de que lo primero que vio nada más entrar fue a mí; sus brillantes ojos me observaban, verdes y expresivos.
No podía soportarlo, sus ojos me producían un sentimiento intimidante y tuve que apartar la mirada ruborizado. Pero sabía que ella seguía allí, quieta, como congelada, mirándome ún con su sonrisa dibujada en la cara.. No se fue hasta que una amiga la cogió por el brazo para saludarla. Podría haberle devuelto la mirada, pero no me atreví.
Cada día la veía cruzar la calle y yo intentaba ir lo más rápido posible para alcanzarla, pero lo hacía me limitaba a caminar casualmente junto a ella en silencio. Ambos sabíamos que no era casualidad. No me atrevía a decirle un simple 'Hola', pero ella seguía sonriéndome cada vez que cruzábamos las miradas.
La veía con sus amigas, charlando y de vez en cuando riendo. No podíamos evitar mirarnos de reojo, tanto que hasta acabaron por darse cuenta. Pero seguíamos sin decirnos nada. Ambos lo sabíamos, pero ambos esperábamos a que el otro diera el primer paso.
Cada día era igual, pero a veces buscábamos encuentros accidentales para vernos o al menos estar cerca.
Poco a poco, sin ni siquiera hablar con ella, fui conociéndola.
Y ¿por qué ella? de nuevo.
Por lo que me hacía sentir, por la forma en que me temblaban las rodillas con tan solo estar cerca de ella. Por su cabello rizado color castaño siempre desaliñado enel que cada mechón apuntaba en una dirección distinta; por su piel pálida y sus rosadas mejillas; y por esos ojos verdes tan profundos y expresivos. Había día en los que sus ojos eran de un verde intenso, y días en los que eran de un marrón oscuro, o una mezcla de ambos. Recuerdo cómo intentabaaveriguar cuándo le cambiaban de color, pero nunca llegué a averiguarlo.
Era una chica seria, pero muy risueña, siempre alegre.
¿Por qué ella? Pues porque todo merece la pena cuando la ves sonreír, o reírse de mis chistes malos con una risa melodiosa que contagiaba a cualquiera que la escuchase.
Por sus gestos, por sus expresiones faciales. Porque aunque no fuese demasiado alta, no sé cómo podía alcanzar los estantes más altos . Porque aunque no fuese demasiado pequeña, era la única capaz de esquivarme y escurrirse de entre mis brazos con tanta facilidad con la que ella lo hacía. Porque encajaba perfectamente en cada uno de mis abrazos y yo en los de ella. Y aunque pareciese diminuta y frágil cuando estaba junto a mí, no lo era, en absoluto.
Supongo que somos como dos piezas de un rompecabezas que encajan a la perfección. Sólo encajan la una con la otra.